El Tango según Petroleo

El Tango según Petroleo (35)

 

El tango es una danza, que no tiene patrón coreográfico o sea una determinada cantidad de movimientos ordenados y fijos, con que se bailan otras danzas o bailes. Por eso noche a noche en la milonga; el bailarín de tangos, tiene la preocupación de exponer su discurso Tanguero con nuevas palabras, diciendo de otras maneras, cambiando las formas plásticas, hasta lograr que las miradas de los demás se posen en él sostenidamente, y lo sigan contemplando. Esto es sólo cuando muestra movimientos nuevos, esos que son dictados por la inspiración, que se ajustan íntegramente a la notación, que traslapan y convierten las notas de música, en pasos o figuras, como si fuera un ilusionista que saca de su galera las formas originales, que se encuadran dentro del ritmo, hasta desechar y marginar las que él usaba hasta este entonces.
Así el hombre que baila logra un sentido a su pasión que es la danza, cuando llega a provocarla expectativa en el momento que sale a bailar, logrando que su movimiento sea admirado, porque encuadra perfectamente en el fondo musical.
Siempre cuando conjuga una frase exacta o un fragmento en su locución tanguera, tiene que acompañar el movimiento con otros que le hagan pareo, para respaldarlo, es como buscar el apoyo, donde levante el pilar de protección, buscando el proceso evolutivo de la creación.
El milonguero es el que aporta con sus formas, figuras justas, fraseos exactos del decir, en busca del patrón propio.
Es así como se logra en la danza las modificaciones que ella requiere, lentamente, despaciosamente con el aporte de todos, para incorporar los prismas nuevos e integrar con todos los movimientos originales.
Cuando las notas de música llegan al oído del bailarín, en tiempo de tango, ahí en ese momento se produce el primer encuentro auditivo que lo comunica al cerebro, quepa órdenes y provoca la energía, que determina el movimiento a seguir, impulsado por las extrañas fuerzas de la creación, que cada ser tiene de acuerdo a su personalidad.
Cuando se logra un movimiento MADRE, quiero decir Un tronco real, del cual se pueden generar o desprender otras formas, porque contiene raíz del cual derivan incontables gajos, pero siempre tienen una estructura en base a esta expresión, que le dio origen, es cuando se cambia, se transforma, se parece, se disfraza se asemeja, se combina, se modifica en las formas, pero no en su contenido real que es la base que determina sus nuevos encuadres.
Por eso lo defino como MADRE, porque es el movimiento generador del cual derivan innumerables formas en busca del patrón perfecto, el milonguero aporta su permanente preocupación por mejorar la danza, que baila incorporando las formas nuevas que se imagina o que inventa, otras veces se equivoca, porque toma otro camino, que es la deformación del movimiento, o el enredo del mismo, porque al buscar la originalidad, pierde la elegancia y se desordena, entonces cae irremediablemente en el vocablo de “verdulero” con que se define el que amontona, figuras tras figuras, sin mantener orden, ni ajuste, ni método, ni elegancia ni compás.

Una vez encontrada la forma, hay que munirla de sentimiento, para poder decir como asumir el dolor o encarar la alegría, a su vez hay que datarla de un colorido comunicativo, suplantando a las palabras en ese lenguaje mudo, que es la danza.
Así se va gestando nuestro baile ciudadano, en busca del patrón inexistente, gastando energía generadora del movimiento, impulsada por el cerebro, que crea las formas y le da fuerza a la expresión.
De esta manera logramos mantener la danza, actualizada, ignorando movimientos nuevos y originales para darle un colorido exacto a esta pintura que es el tango.

 

Carlos A. Estevez (Petróleo)

 

Jonte y Segurola, esquina de tango: año 1940.
Cuatro por ocho a toda marcha.
Café Febo al lado del cine del mismo nombre, parada obligada de hombres de danza.
Antes se los llamaba “milongueros”. Ahí el Perita y Turco Juan, el primero, dueño absoluto del corte y la quebrada, un as en el firulete. Y el segundo, patrón de la elegancia y del frasco, orgullo de nuestra danza. Para qué más?
Los otros, soñando con igualarlos y superarlos.

La biblia del Tango

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