Casi a la terminación o postrimerías del siglo pasado Buenos Aires era una gran aldea, pero aumenta su caudal de habitantes considerablemente, debido a las medidas que emana el gobierno nacional, que promociona la inmigración. Para poder poblar y así lograr encausar el país, hacia su desarrollo orgánico y económico.
Empiezan a escasear las viviendas en el centro de la ciudad. Los barrios urbanos se pueblan, los nativos que venían de la desmovilización de las tropas que habían combatido en el Paraguay, se afincaron en los aledaños o periferia de la metrópoli, con preferencia en las zonas de San Telmo, Boca, Corrales, Palermo y Recoleta, esta ubicación de residencia les fija un mote o apodo de “orillero”.
Este personaje por temperamento propio rechaza los trabajos que le ofrecía la artesanía “gringa” recién incorporada al país, haciendo preferencia para desempeñarse en menesteres como: carreros, cocheros, mayorales, cuarteadores o lunfardos” ocupaciones que cumplía con cierto agrado.
Se divertía danzando los bailes de la época como ser: Polka, Fandango o Habanera en lugares de baja estofa, “bailetines” o lenocinios lo tenían siempre de cuerpo presente hasta que aparece una nueva música que la denominan Tango, que tiene el mismo ritmo que la Habanera o sea el 2 x4. He ahí cuando se despierta el orillero, porque al oírla y hacerla propia fue todo uno, se dice así mismo que esta música nació para ser bailada y se dedica con todas sus fuerzas a realizar lo concebido.
Como este es un personaje introvertido de una imaginación maravillosa la lleva a la práctica, primero danzando la junta, a diferencia de todas las otras, que se bailaban separados.
En el prostíbulo imagina la toma, pecho a pecho, simulando un abrazo, el cuerpo y las piernas completamente pegadas, caminando hacia atrás y para adelante.
Más luego piensa que le falta una coreografía acorde a esta música y se le ocurre ensayar con otro orillero, uno haciendo las veces de mujer hasta encontrar las nuevas formas del decir. Desprendiendo el sexo de la función bailable y logrando las figuras que la panza necesitaba.
Era muy común ver estos ensayos en las esquinas de los barrios.
El orillero es un intuitivo del movimiento, es un hacedor múltiple, crea formas de baile con una facilidad asombrosa, así llega a inventar las que denomina: sentada, ocho, corrida, corte, medialuna, cruzado y quebrada y cien más, porque el bailaba siempre de una manera diferente logrando plasticidades insuperables en adornos y arrequives.
Como este baile está en formación él lo lleva con éxito a las “casitas” y algunos patios de conventillos. Porque en las reuniones serias, no podían tocar tango por ser una música de baja condición social.
Después se logra la terminación en la construcción de la danza, debido a muchas competiciones que hubo, para saber quién era el mejor, al margen del rechazo de la sociedad de entonces, que no dejaba entrar en los salones.
Así el tiempo nos trae el perfume lejano de algunos dibujos o formas que ellos habían inventado, que todavía perduran (aumentadas y corregidas) a través de las generaciones que la usaron.
Ahora los bailarines denominan con la palabra de orillero una manera de danzar. Luciendo cortes y quebradas, al recuerdo y a la manera de como lo hacían ellos.
Ya que le debemos el principio y la creación de la danza.
GLOSARIO
Casita: lugares donde se bailaba tango, regenteado por una mujer, un pianista que recibía propinas, pupilas para danzar y otros menesteres.
Ejemplo: famosas María La Vasca y Laura.
Carlos Alberto Estévez