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AFORISMO

El tango capta la sensibilidad de mentes sencillas, entra por los oídos, por el cerebro, por el corazón y el espíritu. Cuando nos atrapa, así como una telaraña invisible, no logramos deshacernos jamás, Y morimos con él. como una mosca prisionera en su red.

Toto Cirilo

Es una palabra que los porteños la usan para determinar un lugar donde se puede bailar con ciertas licencias coreográficas, con la asistencia de gente que, en su mayoría, les gusta la danza. Pero no es solamente el escenario o vidriera donde se muestra entero el bailarín de tangos, para lucir sus arabescos complicados, sino también una escuela o universidad de coreografía.
Este reducto está compuesto de la gente más heterogénea y diferente que tiene sus leyes propias, dictadas por el devenir del tiempo y las costumbres que las hicieron normas.
Algunas de ellas son: cómo respetar a los ausentes; si éstos son amigos, no bailar con la compañera o mujer de los que no están; es corno una prueba de amistad.
No bailar deliberadamente frente a otro bailarín, luciendo figuras exageradas, con el objeto de mostrar habilidad y destreza, con el motivo de herirlo en su amor propio, porque no hay mayor ofensa que bailar con corte y darle “chique” a otro bailarín.
No se baila con mujeres que tuvieron relaciones con asiduos a la milonga.
Hay que comportarse con equilibrio y ser sobrio en todas las actitudes. No sacar a bailar a mujeres comprometidas. No cabecear a las que están acompañadas.
No gritar al hablar, casi siempre los milongueros usan un lenguaje obsceno creyendo que, hablando así, son mucho más hombres. Vestir con sobriedad; no “garronear”, al contrario, darlo todo, sin ser “gil”, sin esperar nada, es decir, no esperar retribución.
Bailando, seguir la línea de danza, siguiendo la orden que marca el salón, que casi siempre es la izquierda del hombre; no cruzarse, no pechar, no usar los codos, no llevarse por delante a ninguno, ni tropezar, cuidando todos los detalles por pequeños que sean.
No pelearse por una “mina” por linda que sea, porque baile mucho, esto es de poca “clase” porque pareciera que fuese la única.
Para los milongueros, no hay mejor bailarín que ellos, subestiman a los demás haciendo públicos los defectos que tienen en su danza. Solamente ellos tienen condiciones de superdotados, son ególatras.
El milonguero quiere ser el mejor bailarín, aunque no lo sea. Sin embargo, pone su empeño y su alma para alcanzar este objetivo.
Siempre que puede, concurre a la milonga que es una enfermedad congénita en él; no puede sustraerse de asistir, para poner en el tapete de sus hazañas el naipe ganador de su baile y sus conquistas.
Porque el bailarín de tangos está atado a la milonga toda su vida, como si fuese el cordón umbilical de su propia existencia. No puede desprenderse de esa inclinación mientras viva, ya sea por bailar, o para la conquista o si no para escuchar música. Lo real es que siempre está en ella, como un pensamiento fijo o un sueño permanente.
Es muy difícil que un bailarín que esté en el espectáculo, no haya pasado por la milonga, porque en este escenario puede aprender todos los cortes imaginables y la coreografía sentida de la danza.
Siempre la milonga le otorga el diploma de capacidad profesional y una formación superior, en el difícil arte de bailar el tango, que no se puede adquirir en ninguna parte.
En el misal de la milonga al tango se le hace una liturgia digna de su categoría. Comienza la ceremonia con serias caras, cuerpos entregados, prohibido conversar, cuatro piernas que conjugan movimientos dictados por el cerebro en busca de la belleza, tocando la nostalgia, el recuerdo, la tristeza y el olvido, hasta emborracharse de emociones
En un momento dado en el tango, todos los bailarines que se dedican a este menester, logran alcanzar la altura máxima o cumbre en la danza, y después como si esto estuviese signado por el destino o por equilibrio que regula las cúspides, ocupa otro su lugar, estableciendo una norma, de que es muy difícil mantenerse a través del tiempo en Primera plana.
Será porque la danza se envejece al ejercitarla permanentemente, al mostrarla en los momentos que se está en primera fila, se gasta al ser vista muchas veces, pierde su originalidad y sus movimientos se añejan por más ordenados y exactos que sean.
Pero a veces su línea tanguera sirve de escuela, porque todos los bailarines copian sus movimientos o tratan de imitar el estilo, las formas, la postura, y por lo tanto establece una corriente coreográfica distinta y una nueva manera en el decir.
Al comenzar esta nota con un aforismo del Toto Cirilo pensamiento donde el hombre se enreda con el tango y muere con él; en la milonga ocurre una cosa parecida con él, Iodos los milongueros tienen que concurrir como un cementerio de elefantes, figuradamente y morir en ella.

GLOSARIO MILONGUERIL

CHIQUE: actitud de provocación

GARRONEAR: no pagar nunca

MINA: mujer, modismo que se usa en la milonga

GIL: tonto, zonzo, otario.

CLASE: calidad, condición de distinguir

 

AUTOR: CARLOS A. ESTEVEZ (PETROLEO)

 

 

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