L: Antes era muy común, los domingos a la tarde, en el fondo de los conventillos (las casas largas con treinta o cuarenta piezas y en cada pieza vivía un matrimonio), o en algún patio, nos poníamos a practicar todos.
Le decíamos “mate cocido danzante”, tomábamos mate con factura.
Mientras tanto, bailábamos, porque no había otra diversión.
Hoy hay mil cosas.
Estoy hablando de épocas donde ni loco se pensaba en la televisión.
¿A dónde soñabas que ibas a ver una televisión o que ibas a ver a ver algo ahí como una película?